Arte, violencia y sutileza




Arte, violencia y sutileza en la obra de José Ballivián

“El multifacético artista visual paceño se constituye en uno de los prolíficos e interesantes referentes del arte contemporáneo en el país”.
“Cuando la producción artística del siglo XX suele caracterizarse por el uso creciente de materiales y lenguajes artísticos, el problema de saber qué lenguajes y materiales utilizar tiende a resolverse cediendo a la tentación de elegir nuevas tecnologías. Frente a ello, José Ballivián nos dice que el problema fundamental consiste en saber que materiales y lenguajes usar en relación al concepto o discurso que se quiere proponer en cada obra, requisito que atiende orgánicamente a las necesidades formales de sus propuestas conceptuales”. Con estas palabras, el filósofo y crítico de arte Ramiro Garavito introduce la obra de quien quizás es uno de los artistas jóvenes bolivianos más prolíficos e interesantes de los últimos años. Y esto no solo por el hecho de que Ballivián proponga una obra, para algunos, considerada polémica por la referencia abierta a la sexualidad y el uso del cuerpo como plataforma sobre la cual plantear una visión particular, sino porque ese mismo carácter, tal vez irreverente, pasa por un tratamiento artístico de gran sutileza y comprensión de los elementos que se ponen en juego en cada pieza.


(AUTORRETRATO CON VACIO, Dibujo, 2003)


Ballivián egresó de la Academia Nacional de Bellas Artes, ha realizado desde 1999 casi 40 exposiciones tanto colectivas como individuales y residencias en París (CEMEA, 2002), Santa Cruz (KIOSKO Galería, 2007), Quito (Workshop – Arte contemporáneo Latinoamericano, 2002) y otras.

Hace dos semanas participó en el Festival Internacional de Cultura Digital CIBERCEPCIÓN, que se llevó a cabo en la ciudad de Sucre. Para esa ocasión presentó obras en video-instalación y escultura-performática, mostrando el alcance de su rango, compuesto también por trabajos en escultura, dibujo, y escritura de poemas. “Me siento cómodo en todos los géneros”, dice, “mientras estén de acuerdo con el concepto que tenga planeado realizar. Así, uno de los géneros con los que trabaje mucho es la poesía. En ella encontré una relación de presencia y ausencia con relación a mi entorno. En ese sentido, tengo piezas de video-arte, como Jaque Mate (2007) o Placebo (2005), que se basaron en poemas.

(PLACEBO, 00:14:44, fotograma, sonido, color, 2005)


La pluralidad de géneros disponible para el artista de hoy (video-arte, instalación, performance, fotografía, dibujo, escultura, pintura, etc.) puede ser vista, por un lado, como una muestra de cierta angustia por comunicar y, por otro, como una sofisticación de los propios lenguajes del arte. Dentro del primer grupo, Ballivián se muestra más bien preocupado por el contenido de su trabajo que por su forma, aunque innegablemente ambas son parte de un mismo todo. Quizás uno de los rasgos más destacados de su obra, sin embargo, sea la abierta vocación por hablar de sí mismo, por experimentar por el retrato íntimo, con un arte de vertiginosa cercanía. “Me interesa explorar los límites del ser humano”, afirma, “su bondad y maldad. Considero, además, que gran parte de mi trabajo es biográfico y que es así por la sencilla razón de supervivencia emocional. El producir arte me mantiene en pie”.

(COMPLEJO B, 00:02:50, fotograma, sonido, 2008)


Desde una fotografía en que las suaves líneas blancas y negras que componen un lazo, un vínculo de tela entre un hombre y una mujer, y así presentan una suerte de estudio formal de las relaciones sociales y amorosas; hasta la crudeza de piezas como Complejo B, video-arte en el que una chica orina en una vasija ante la atenta mirada del artista, los trabajos de Ballivián constituyen una propuesta directa, sutil y sin concesiones sobre el hecho mismo de ser personas en el mundo actual. Su trabajo sin embargo, ha sido visto algunas veces como un mero intento de escandalizar, de utilizar la provocación como una estética que tiene más de márketing que de verdadero proyecto artístico. Ballivián se muestra impávido ante estas posiciones: “En mi caso, poco o nada me afecta que me cataloguen como un escandaloso por piezas que hayan herido la sensibilidad de algunos críticos e historiadores de arte. El video-performance Pan, mermelada, coca y otros mitos (2007), por ejemplo, fue considerada por muchos como escandaloso, cuando en realidad detrás de la pieza hay toda una vida fermentada por la angustia y la disconformidad de un ser humano sumergido en un espacio turbulento. Ésta y varias de mis piezas son preguntas sin respuesta lanzadas a la vida y la muerte”.



(PAN, MERMELADA, COCA Y OTROS MITOS, 00:05:39, fotograma, color, sonido, 2007)


La propuesta de Ballivián, así, pasa más por un acercamiento frontal hacia la esencia de aquello que nos define, que por intenciones de conquistar público en base al ruido blanco. En ese sentido, la artista paceña Narda Alvarado describe su obra como: “Una búsqueda que gira alrededor del riesgo que implica hablar de uno mismo, dentro de los límites de la traducción al lenguaje del arte, de lo íntimo, lo personal, la experiencia biográfica y lo subjetivo. El trabajo del artista consistirá en traducir su intimidad en términos artísticos, calibrando su lenguaje en la medida que éste sea apto para la transmisión de su pensamiento”.
En lo inmediato, Ballivián participará como curador en la Feria del Libro en el estand de la Embajada de España & La revista Otro Arte y, en octubre, será también curador del proyecto de dibujo contemporáneo Línea abierta. Mientras tanto su obra, franca, sutil, violenta, habla perfectamente por sí misma.

Sebastián Antezana.

(Texto extraído del periódico LA PRENSA “Fondo Negro”, 15 de Agosto, 2010).