CIBERCEPCIÓN. Video Arte.
Sucre-Bolivia, 2009
Coordinación General: Samanta Orihuela
Producción: Daniel Calderón
Curador: Ramiro Garavito
Asistencia Pedagógica: Christian Avilés
Editor Audiovisual: José Ballivián
En un gran sector de la literatura de las artes visuales se suele afirmar que la pintura, como medio artístico, se ha convertido a partir del siglo XX, en un medio obsoleto y anacrónico, frente a otros medios relativamente recientes como la fotografía, el cine o el video. Esto es evidente cuando la pintura no puede liberarse de aquellas de aquellas recetas y estereotipos de la imagen representativa clásica que condujeron a su propio agotamiento; cuando la pintura ignora los pertinentes cuestionamientos “ontológicos” hechos por las vanguardias artísticas a principios del siglo XX, acerca no solo del medio artístico y de todos aquellos elementos normativos que constituyeron el sistema del arte clásico, sino del mismo arte, al punto de modificar su naturaleza, afirmando de modo inédito que el arte no solo es representación sino, y sobre todo, expresión y gesto humanos, pero también construcción de realidad; cuando la pintura ignora el significado de la aparición de la tecnología en su propósito mimético-representativo: la fotografía por un lado y luego el video, el cual, por cierto, le agrega a la práctica artística un motivo más de reflexión –pues, al tema del arte y la imagen, el video le agrega elementos como el movimiento y el tiempo-.
Pero también es evidente que la pintura que ha asumido el desarrollo histórico de aquellas reflexiones y cuestionamientos no puede ser anacrónica, sino propiamente contemporánea, vital y vigente.
Sin embargo, lo que quiero señalar, no es tanto la pertinencia o no de la pintura en el presente, sino la relación orgánica que hay entre la pintura, en tanto medio artístico por definición, y el video-artístico como medio. No es por nada que hasta hace algún tiempo se decía que el video-arte es video realizado por artistas visuales, a quienes lo que les interesaba es hacer arte, utilizando para ello los medios más adecuados a sus propósitos artísticos.
Más allá de sus crecientes modalidades –video-registro, video instalación, video escultura, etc.-, el video-arte ha alcanzado la legitimación institucional artística y el estatuto de obra de arte, gracias a la vinculación orgánica con las artes visuales. Sin embargo, su desarrollo y evolución lo han hecho un medio más complejo y vital, al punto de adquirir una especificidad propia, transformando de un modo singular la relación del arte con la realidad.
En este festival de video, vemos que la mayoría de los artistas vienen de las artes visuales, por lo que, en general aunque no de modo absoluto, tienen una mayor solidez y claridad conceptual, lo que les permite resolver con más eficacia los problemas de la forma, la imagen y su función para resignificar la realidad. Me refiero a Narda Alvarado, José Ballivián, Iván Cáceres, Alejandra Andrade, Sandra De Berduccy, Guadalupe Guerrero y Nicolás Cantarutti.
Pero al mismo tiempo de algún modo, parece haber surgido un modelo de desarrollo del video, fuera de los circuitos artísticos tradicionales, capaz de encontrarse con los propósitos resignificadores de la realidad del arte contemporáneo, a partir de narrativas experimentales e ideas integradoras claras, tal es el caso de Mauricio Ovando y Marcos Oviedo. Aunque este modelo puede generar propuestas artísticas más cercanas a la especificidad del video, estas suelen limitarse al aspecto técnico y no alcanzan esa relación de necesidad orgánica entre estética y concepto.
Sin embargo, en ambos grupos, es evidente que hay muy escasos rastros de haber investigado la materialidad electrónica de la sustancia electrónica de la sustancia video, menos aún haber pasado por la reformulación crítica del dispositivo informativo-comunicativo de la televisión, o dicho de modo contemporáneo, de las connotaciones sociopolíticas de la ideología de los mensajes dominantes de los medios –lo que por cierto, fueron características paradigmáticas en los pioneros del video-arte y de las vanguardias artísticas en general-, lo cual nos hace pensar en una ausencia de información histórica. Aun sin estos fundamentos, hay obras capaces de desorganizar el sentido el sentido y resignificarlo con solidez creativa; las obras premiadas son un ejemplo para ello.
Curador: Ramiro Garavito